Marchamos con los 100 mil
05 de junio de 2015
El miércoles de la semana pasada, tres mil estudiantes nos congregamos en la Ciudad de México, para manifestar junto con 97 mil personas más, nuestra completa molestia por la falta de solución a las demandas de la gente pobre.
Estudiantes, maestros, campesinos, obreros y colonos exigimos abiertamente en una caminata de seis kilómetros y por más de tres horas rumbo a Los Pinos, que la Secretaría de Gobernación (Segob), encabezada por Luis Miranda Nava, cumpla los acuerdos firmados por él desde hace tiempo.
Se trata de viviendas, educación y justicia en Guanajuato, Michoacán y el Estado de México de manera particular por lo que nos reunimos hace apenas pocos días. Se trata, de demandas que han tratado de solucionarse en los gobiernos locales y que a pesar de la importancia que representan para la gente, no se ha tenido respuesta y mucho menos soluciones.
La
gravedad del problema va más allá de las demandas que pedimos. El asunto se
torna grave, cuando nos damos cuenta de que son derechos constitucionales y que
el gobierno está pasando por alto: el tercero, el cuarto, y el diecisiete sin
ahondar tanto, por lo que resulta extraño que derechos básicos se omitan
arbitrariamente. Lo que ocurre, es que al tratar de dar solución a estas y
otras peticiones encabezadas por la gente pobre, se corre, indiscutiblemente,
la posibilidad de acceder a más. El miedo a esta posibilidad es que al
solucionar, se pierde poder, porque entonces, trazan la ruta que deben seguir las
personas para tener todo aquello que demanden. Implica perder poder económico
¿por qué? Tampoco lo entiendo bien, si cuentan con sueldos por demás, mejores
que el de la inmensa mayoría, pero la pérdida del poder político puede explicar
el resto, y aunque estén conscientes de que sólo así se puede ganar la simpatía
de la gente, resulta ser cosa de menor importancia.
Esto
pasa en las localidades, y en altos niveles del gobierno, no resulta imposible.
Cuando
la gente sabe que son sus derechos y es obligación del gobierno atenderlos, de
nadie más, se vuelve un pueblo peligroso, sólo para el mal gobierno que hoy
atenta contra México y claro, contra todos aquellos que estando en el poder,
olvidan que su posición implica su servicio y atención a la gente que hace
caminar al país a través de la riqueza producida.
Lo
que ocurrió el miércoles pasado, fue una movilización de 100 mil personas que
sabían la injusticia por la que estaban pasando, organizada y consciente de su
carácter necesario.
El
camino de Antorcha Revolucionaria, no ha sido otro más que dar a conocer al
pueblo pobre y trabajador de México sus derechos y a conocer el verdadero
motivo por el que son privados de ellos. Lo interesante, es que cuando se sabe
la verdad no se puede dejar esperar mayor resultado que el que se vio en
nuestra marcha de 100 mil y que es capaz de ascender a una movilización mayor,
porque lo único que se está provocando es mayor enojo por parte de los
afectados y de todos aquellos que nos sentimos ofendidos por tanta indiferencia
ante la evidente preferencia por una posición económica fuerte, evidencia de la
misma OCDE, que en el informe del 2012,
reconoce que el salario promedio del 10 % más rico aumentó 30,5 más que
el del 10 % más pobre… aquí una de las contradicciones de los discursos
políticos.
¿Quién
puede oponerse a una movilización de este tipo? Si se trata de 500 familias desalojadas, por niños que no
pueden acceder a escuelas de tiempo completo y de la petición de un cadáver
previamente asesinado por la mafia del Estado de México en donde se han
señalado responsables y quienes no han pagado como culpables… Solo aquellos que
sin entender razones de fondo se permitan hablar desmesuradamente basándose en
la impresión que ofrecen los medios de comunicación, que cabe mencionar, se
trata de una prensa amordazada por los mismos representantes del poder… No culpo
a quienes se dejen llevar por la mala información proporcionada, pero los
invito a conocer más de cerca nuestro trabajo.
Estamos
seguros de que tarde o temprano seremos todos los que nos daremos cuenta de que
la única salida es a través de la lucha, con manifestaciones o no, pero que
buscan mejores condiciones para la comunidad, motivo que nos sigue animado a
los estudiantes antorchistas a seguir en este camino.
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