Educación demorática, crítica, científica y popular


sábado, 30 de mayo de 2015

FNERRR festeja la III Espartaqueada Nacional de Matemáticas


III Espartaqueada Nacional de Matemáticas: una contribución al progreso de la educación






El terrible estado que sufre la educación en México no es nuevo. Basta recordar los resultados de la última prueba PISA, donde quedaron evidenciadas las debilidades del sistema educativo mexicano. De los poco más de 60 países a los que se les hizo la evaluación, México ocupó el nada honroso lugar 53. Por sus resultados, nuestro país es el miembro de la OCDE que peor rendimiento obtuvo en la evaluación PISA. Dicha prueba indicó que el 55% de los estudiantes mexicanos no alcanza el nivel de competencia básico en matemáticas; el 47% en ciencias y el 41% en lectura. Asimismo, señaló que nos tomará mucho tiempo alcanzar el nivel promedio que tienen los demás países de dicho organismo: 25 años en matemáticas y 65 en lectura.

            Dicho panorama es el reflejo de la política que ha seguido el gobierno en materia educativa. Pero no sólo eso sino que retrata el país que tenemos. ¿Y qué país tenemos? Uno donde el 24.7% de los jóvenes de entre 15 y 29 años no estudian ni trabajan; uno donde el gobierno acepta la existencia de 53.3 millones de pobres –aunque estudiosos del tema señalan que la cifra es mucho mayor-; uno donde se acepta que hay 11.5 millones con hambre; un país que ocupa, según el Índice de Paz Global 2014, el segundo lugar en violencia en América sólo detrás de Colombia; y una nación donde conviven los contrastes: la opulencia de 16 mexicanos que están incluidos dentro de la selecta lista de los 1,826 multimillonarios del mundo y la pobreza ya descrita de millones de compatriotas.

Esto no nos debe sorprender, ya que sería ilógico esperar tener un mal sistema educativo y una situación social próspera. Se sabe que, en condiciones normales, existe una relación entre el rendimiento de los sistemas educativos y el crecimiento económico y el desarrollo; es ampliamente conocido que los países con mayor avance tecnológico, con industrias altamente tecnificadas, con mayor número de patentes y, por lo mismo, con elevados niveles de vida, son aquellos donde la educación ha tenido un impulso decisivo; quizá los ejemplos más recientes sean las naciones asiáticas: China, Corea del Sur, Singapur y Japón.

            Pues bien, a pesar de la mencionada problemática que impacta en la vida de los mexicanos (incluidos nuestros numerosos jóvenes) y de que, como se reconoce universalmente, no existe sociedad que pueda desarrollarse sin un auténtico cambio educativo, nuestra educación en su conjunto sigue arrojando números rojos. Es evidente que el gobierno en bloque tiene una porción muy alta de responsabilidad – la mayor parte, como ya señalamos-, pero no son los únicos. La otra parte es imputable a ciertos sectores minoritarios del magisterio que se han convertido en una mafia que lucra con la educación; ahora mismo, los líderes de la CNTE en Michoacán se oponen irracionalmente a la aplicación del Programa Escuelas de Tiempo Completo (PETC) en tres primarias de la ciudad de Morelia.

            Pero hasta en los momentos más negros de la historia han aflorado tendencias esperanzadoras; la evolución de México está llena de hechos heroicos que aparecieron justo en el momento más crítico. Eso ha estado pasando en materia de promoción y difusión de las matemáticas. Y es que, desde hace tres años, los jóvenes organizados en la FNERRR (Federación Nacional de Estudiantes Revolucionarios “Rafael Ramírez”), el magisterio progresista adherido a Antorcha Magisterial y el CEMEES (Centro Mexicano de Estudios Económicos y Sociales) organizan una competencia nacional de matemáticas a la que denominaron Espartaqueada Nacional de Matemáticas. El 16 y 17 de mayo próximos, el municipio de Tecomatlán, ubicado en la mixteca baja poblana, será sede de la etapa final de la tercera edición de este certamen. Ahí, más de 500 participantes demostrarán sus habilidades ante distinguidos catedráticos, como los profesores e investigadores de la Universidad Autónoma de San Luis Potosí, Elvio Accinelli Gamba y Leobardo Plata Pérez, quienes serán el jurado calificador. Las eliminatorias regionales y estatales convocaron a alrededor de 2500 estudiantes y a 500 profesores de todos los rincones del país, un logro si tomamos en cuenta que es un proyecto relativamente nuevo. 

            Seguro muchos lectores estarán pensando que ya existen otros concursos de esta área organizados por instituciones académicas de reconocido prestigio como la UNAM y el IPN; que no es necesario realizar otro concurso ante la existencia de estos. El razonamiento sería correcto si tan sólo se tratara de replicar esos concursos en una sede diferente. Sin embargo, el objetivo de la Espartaqueada Nacional de Matemáticas es distinto y se inscribe dentro de otra visión.

            El propósito de este proyecto es difundir una concepción nueva de las matemáticas entre los estudiantes, la juventud y el magisterio; es decir, transformar la idea de que la matemática es una disciplina apta solamente para cerebros superdotados, excepcionales, y más bien insistir en que su conocimiento puede estar al alcance de cualquier estudiante y persona promedio que esté dispuesta a esforzarse y disciplinar su cerebro; y que, al contrario de lo que pensamos comúnmente, el estudio de las matemáticas no necesariamente tiene que ser un tormento si también logramos que los maestros pongan la parte que les toca y, sin perder el rigor, despierten en el joven el gusto y la pasión por ellas. Si se logra este objetivo el concurso pondrá su grano de arena en la transformación del país. Porque este cambio tendrá sus repercusiones en la economía y, como no podía ser de otra manera, tendrá sus repercusiones en el mejoramiento del nivel de vida de los mexicanos.

Los organizadores saben que el camino es sinuoso y largo, porque los grandes proyectos siempre encuentran obstáculos formidables que deben superar. Pero también saben que tienen el respaldo de cientos de miles de mexicanos progresistas y que, como reza la famosa frase del chino Lao Tse: “el viaje más largo comienza con un paso”. 

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